Abrir una puerta,
puede ser algo trivial,
pero nunca pensamos,
que puede ser algo magistral.
¡Abrimos para salir!
¡Abrimos para entrar!
¡Abrimos para irnos!
¡Abrimos para regresar!
¡Abrimos para ser!
¡Abrimos para estar!
Todo ocurre alrededor,
de un dintel y de un umbral,
pero nada llega a ocurrir,
si no tratamos de cruzar.
Tan importante, es abrir,
como cruzar;
mas difícil, es cruzar,
que no abrir.
La puerta es un símbolo,
Que al abrir y cerrar
define la postura de la vida,
y que cruzarla o no,
nos puede llevar a
un rosario de mezquinas intenciones,
O a un avatar, de logradas sensaciones.
Todo depende ,
de la actitud,
del que la quiera,
enfrentar.
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