Dormir y soñar,
es como morir,
y vivir.
Una y otra vez,
al mismo tiempo,
y cada vez.
En cada día que pasa,
hasta que el ciclo,
se detenga por su propia,
rotación cansada,
de girar sin parar,
en esta vida emocional.
Dichoso será el momento,
que sin dormir, soñemos,
y que sin morir, vivamos.
Y así podríamos
llegar a comprender,
un misterio alucinante,
que adolecemos ingentes,
aunque estemos ,bien ausentes,
de nuestros propios, presentes.
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