Cubriendo
la distancia,
que me impone
tu ausencia;
me desplazo
sin conciencia,
de lo que
en verdad
quiero;
para encontrarme
de nuevo,
en el
punto de comienzo.
Cuando pienso
en la mentira,
que tu insidia
provoco;
la sangre se
revuelve y grita,
con un, profundo dolor.
Luego, pude
comprobar,
que todo era un
lúgubre juego,
para un disfrute
siniestro, de tu enigmático,
actuar.
No me llevo
ningún recuerdo,
de esta pobre
relación;
nada puede
justificar,
esta falta de afección;
pues al menos
pudiste considerarme,
como alguien,
que bien y mucho,
quizás, demasiado;
a tí, te amó.
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