Erguido ante mí destino;
elevo la vista hacia el cielo;
como clamando un deseo;
de que allá arriba, tu estés;
esperando mi llegada;
como promesas pasadas;
que juntos confabulamos;
antes que la guadaña maldita;
llegara hasta nuestras vidas;
arrancándote de mi lado;
con mi alma en conjunción;
sin aviso y sin compasión;
con un pase ingrato, del podón.
Pensar sin poder comprobar;
que tu estas en mi reflejos;
me hacen vivir perplejo;
y lleno de loca ansiedad;
al no poder integrar, más;
tu presencia, adorada y ausente;
a esta forma, ahora enfermiza;
que es mi presente realidad.
Dia tras días espero;
al de la guadaña maldita;
para que al fin complete;
lo que nunca terminó;
al llevarte solo, a ti;
en vez de llevarnos a los dos.
Espero que pronto sea;
el momento de mi partida;
para continuar por siempre;
este amor nunca acabado;
que juntos los dos forjamos;
y que juramos, vivir por siempre;
para toda la eternidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario