Entregado con ansias, al deseo de pecar;
He pensado que te adoro.
Sin palabras y sin voz me quedo;
Repitiéndolo sin cesar.
Solo tengo húmedos besos, para dar.
En tu espalda; en tu cuello; en tus duros y bellos pechos;
En tus piernas; y entre ellas, también.
En todo tu cuerpo y en tu halo espiritual.
También te quiero besar, de forma desenfrenada;
En todas aquellas zonas; que el amor desea besar.
Besar y besarte, siempre quiero, hasta que besándote llegue;
A poder culminar este deseo, de pecar siempre contigo y sin ningun,
miedo; de pecar, siempre de nuevo.
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