Enraizados e intrincados, pensamientos olvidados;
que nunca realmente, he querido recordar;
pues evocan, disimiles figuras imaginarias;
dentro de mi agotada mente, ya convulsa;
por esta encumbrada vorágine, tan irreal.
¿Como escapar de estas imágenes?
¿Cómo acallarlas de una vez?
Son tan ardientes como reales;
que sólo cerrando los ojos;
tengo un mínimo descanso;
en mi alma y nada más.
El desearlo, solamente, nunca me ayudara;
pues el eco reflejado;
es cada vez, más intenso;
y no lo puedo acallar;
la única forma factible;
es ignorar tu realidad;
haciendo que de verdad;
las imágenes se desplacen
a otro plano de mi mente;
donde tus memorias;
bien se entierren y no resurjan mas.
Lamentos siempre presentes;
que suben y bajan sin parar;
por los senderos de mi alma;
como volcán en erupción;
esperando que por sus laderas;
esta pujante lava continúe su descenso;
hasta las profundidades;
de este inmenso y desconocido mar;
que es, mi triste realidad.
Esta realidad presente, que siempre me hace sentir;
aquella dolorosa herida;
que en su momento fatídico surgió;
como grito estentóreo y fugaz;
hacia las profundas vertientes y recónditas distancias;
que convergen hacia adentro;
de mi fría; moribunda; compleja e incolora;
actuante realidad.
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